15/07/2013 17:37:00
El tinte de los tatuajes no permanentes suele estar adulterado con un compuesto que provoca graves reacciones alérgicas que se mantienen para toda la vida. Las autoridades sanitarias españolas alertaron de los peligros asociados a la henna negra.
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En 2005, el pueblo de Guadix, en España, celebró con todo su aniversario, y como novedad, puso una caseta para que los niños pudieran probar un tentador privilegio de adultos: hacerse vistosos tatuajes. Uno no permanente, sino que hecho con henna, ese tinte natural de larga tradición que ya usaban egipcios y nubios hace siglos. Del centenar largo de personas que pasaron por aquella caseta, alrededor de 30 acabaron en urgencias: el tatuaje les había abrasado la piel, dejándoles dolorosas marcas y lo que es peor, una secuela para toda la vida que les impedirá trabajar en determinadas profesiones en el futuro. El caso de Guadix es un ejemplo muy llamativo de los riesgos que se corren al hacerse un pseudotatuaje de este tipo, pero sobre todo es un ejemplo perfecto del desconocimiento que existe sobre este riesgo, que lleva incluso a un consistorio a poner en peligro la salud de sus niños. “Las autoridades no tienen ni idea de este problema, incluso muchos tatuadores lo desconocen”, explicó el dermatólogo Leopoldo Borrego, responsable de varios trabajos que analizan cómo estos pseudotatuajes amateur están estropeando veraneos cada año, consigna el sitio de ciencia Materia. La clave está en que uno no puede fiarse de lo que le están aplicando en el paseo marítimo de cualquier localidad costera, porque en gran medida los tintes de henna están adulterados. Como suelen ponerse en verano, no resulta práctico el ritual necesario que implica unas cuatro horas de secado de la henna sobre la piel. Es por ello que en la mayoría de los casos se recurre a mezclarlo con un tinte prohibido para su uso en la piel, la parafenilendiamina (PPD), que ayuda a fijar el tatuaje en mucho menos tiempo: es la llamada henna negra, un producto ilegal y clandestino, cuyo color negruzco y durabilidad la distinguen del tinte original. La henna negra, una sustancia ilegal La PPD es una sustancia coloreada que se utiliza en múltiples productos, como tintes capilares (en concentraciones muy reducidas y siempre prohibida en cejas o pestañas) y textiles, plásticos e impresoras. “Como se trata de sustancias ilegales, es imposible saber el nivel de concentración de PPD que hay en el tinte que se está usando”, alerta Borrego, de la Academia Española de Dermatología y Venereología. Esta sustancia llega a encontrarse en concentraciones de hasta el 15%, provocando inevitablemente reacciones alérgicas graves, como ampollas y lesiones permanentes. “Lo peor es que al sensibilizarse tras esta reacción alérgica, el sujeto se vuelve alérgico para siempre a esta sustancia, lo que le cierra la puerta a numerosas profesiones en las que la PPD está presente”, señala este profesor de la Universidad de Las Palmas, señalando empleos en peluquerías, la industria textil y del caucho, incluso imprentas. Sanidad, a través de la Agencia Española del Medicamento (AEMPS), ha hecho varios llamados a la población sobre los riesgos de la henna negra, pero el problema no parece haber remitido. No hay más que acudir a un repositorio de estudios médicos para darse cuenta de que cada día hay más y más casos de reacciones alérgicas a la henna adulterada, generalmente en periodos vacacionales, y que se extienden por todo el mundo: el equivalente de la AEMPS en Estados Unidos ha publicado su propia alerta esta primavera. Las principales víctimas suelen ser niños, advierte Borrego, porque tienen la piel más sensible, pero “sobre todo por una simple cuestión epidemiológica”, explica. “Los niños se los hacen más, porque no pueden hacerse uno de verdad, y logran que sus padres les dejen hacerse uno en verano, porque a los pocos días se habrá ido”, cuenta. Es por eso que muchos de los estudios médicos que se publican los realizan pediatras, como es el caso de uno de los más recientes, publicado por Edurne Ciriza y otros dos colegas. En él se muestran dos casos de niños con importantes lesiones y marcas causadas por estos tatuajes. “Cada año nos encontramos con nuevos casos, generalmente recién llegados de la playa”, explica. Pistas para reconocer la henna negra “Cuando se compran productos de forma clandestina, es muy difícil saber lo que estás aplicando; yo he llegado a atender a tatuadores lesionados porque no sabían el riesgo que corrían”, explica Leopoldo Borrego. Este dermatólogo señala que el color es, obviamente, la manera más directa de identificar la henna negra de la henna convencional no adulterada. “La henna es un polvo de un color verde grisáceo, que al diluirlo con agua, resulta un tinte de un color marrón verdoso”, indica. Si el polvo es negro, malo. Si el tinte resultante es negro, malo. Pero la henna adulterada no es sólo negra, ya que se puede mezclar con tintes de otros colores a gusto del tatuador. Tintes que pueden marcar al tatuado.
El tinte de los tatuajes no permanentes suele estar adulterado con un compuesto que provoca graves reacciones alérgicas que se mantienen para toda la vida. Las autoridades sanitarias españolas alertaron de los peligros asociados a la henna negra.

En 2005, el pueblo de Guadix, en España, celebró con todo su aniversario, y como novedad, puso una caseta para que los niños pudieran probar un tentador privilegio de adultos: hacerse vistosos tatuajes. Uno no permanente, sino que hecho con henna, ese tinte natural de larga tradición que ya usaban egipcios y nubios hace siglos. Del centenar largo de personas que pasaron por aquella caseta, alrededor de 30 acabaron en urgencias: el tatuaje les había abrasado la piel, dejándoles dolorosas marcas y lo que es peor, una secuela para toda la vida que les impedirá trabajar en determinadas profesiones en el futuro. El caso de Guadix es un ejemplo muy llamativo de los riesgos que se corren al hacerse un pseudotatuaje de este tipo, pero sobre todo es un ejemplo perfecto del desconocimiento que existe sobre este riesgo, que lleva incluso a un consistorio a poner en peligro la salud de sus niños. “Las autoridades no tienen ni idea de este problema, incluso muchos tatuadores lo desconocen”, explicó el dermatólogo Leopoldo Borrego, responsable de varios trabajos que analizan cómo estos pseudotatuajes amateur están estropeando veraneos cada año, consigna el sitio de ciencia Materia. La clave está en que uno no puede fiarse de lo que le están aplicando en el paseo marítimo de cualquier localidad costera, porque en gran medida los tintes de henna están adulterados. Como suelen ponerse en verano, no resulta práctico el ritual necesario que implica unas cuatro horas de secado de la henna sobre la piel. Es por ello que en la mayoría de los casos se recurre a mezclarlo con un tinte prohibido para su uso en la piel, la parafenilendiamina (PPD), que ayuda a fijar el tatuaje en mucho menos tiempo: es la llamada henna negra, un producto ilegal y clandestino, cuyo color negruzco y durabilidad la distinguen del tinte original. La henna negra, una sustancia ilegal La PPD es una sustancia coloreada que se utiliza en múltiples productos, como tintes capilares (en concentraciones muy reducidas y siempre prohibida en cejas o pestañas) y textiles, plásticos e impresoras. “Como se trata de sustancias ilegales, es imposible saber el nivel de concentración de PPD que hay en el tinte que se está usando”, alerta Borrego, de la Academia Española de Dermatología y Venereología. Esta sustancia llega a encontrarse en concentraciones de hasta el 15%, provocando inevitablemente reacciones alérgicas graves, como ampollas y lesiones permanentes. “Lo peor es que al sensibilizarse tras esta reacción alérgica, el sujeto se vuelve alérgico para siempre a esta sustancia, lo que le cierra la puerta a numerosas profesiones en las que la PPD está presente”, señala este profesor de la Universidad de Las Palmas, señalando empleos en peluquerías, la industria textil y del caucho, incluso imprentas. Sanidad, a través de la Agencia Española del Medicamento (AEMPS), ha hecho varios llamados a la población sobre los riesgos de la henna negra, pero el problema no parece haber remitido. No hay más que acudir a un repositorio de estudios médicos para darse cuenta de que cada día hay más y más casos de reacciones alérgicas a la henna adulterada, generalmente en periodos vacacionales, y que se extienden por todo el mundo: el equivalente de la AEMPS en Estados Unidos ha publicado su propia alerta esta primavera. Las principales víctimas suelen ser niños, advierte Borrego, porque tienen la piel más sensible, pero “sobre todo por una simple cuestión epidemiológica”, explica. “Los niños se los hacen más, porque no pueden hacerse uno de verdad, y logran que sus padres les dejen hacerse uno en verano, porque a los pocos días se habrá ido”, cuenta. Es por eso que muchos de los estudios médicos que se publican los realizan pediatras, como es el caso de uno de los más recientes, publicado por Edurne Ciriza y otros dos colegas. En él se muestran dos casos de niños con importantes lesiones y marcas causadas por estos tatuajes. “Cada año nos encontramos con nuevos casos, generalmente recién llegados de la playa”, explica. Pistas para reconocer la henna negra “Cuando se compran productos de forma clandestina, es muy difícil saber lo que estás aplicando; yo he llegado a atender a tatuadores lesionados porque no sabían el riesgo que corrían”, explica Leopoldo Borrego. Este dermatólogo señala que el color es, obviamente, la manera más directa de identificar la henna negra de la henna convencional no adulterada. “La henna es un polvo de un color verde grisáceo, que al diluirlo con agua, resulta un tinte de un color marrón verdoso”, indica. Si el polvo es negro, malo. Si el tinte resultante es negro, malo. Pero la henna adulterada no es sólo negra, ya que se puede mezclar con tintes de otros colores a gusto del tatuador. Tintes que pueden marcar al tatuado.