08/01/2014 8:21:28
Las usuarios llegan a las 5:00 para lograr un número de atención. Ir pasadas las 8:00 es en vano, pues ya hay más personas que los tickets que se repartirán.
![Foto Nota]()
“¿Qué pasa? Hay paro?”, preguntó abriendo unos tremendos ojos una joven que llegó apurada al Registro Civil de Vitacura a las 8:00 y se dio cuenta que no se levantó lo demasiado temprano como para que la lograran atender en algún momento del día. Como ella, cientos de personas han ido a las oficinas del servicio sin saber que sacar cédula de identidad o pasaporte es una tarea que por estos días demora hasta ocho horas, siendo que normalmente sería una misión que tarda unas dos. La causa: el aumento de demanda por documentos para salir de vacaciones, el vencimiento de los carné prorrogados hasta el 31 de diciembre por el paro del Registro en agosto y lo lento del nuevo sistema computacional. Los tres factores obligaron que desde hace unas dos semanas las oficinas decidieran repartir un número determinado de tickets de atención por la mañana y no entregar más durante el día. Así, en Providencia están entregando 180, en Vitacura la misma cantidad, en Las Condes 200 y Ñuñoa cerca de 100 también. La situación se repite en regiones. Las personas llegan desde las 5:00 para hacer la fila y obtener el preciado número. Una pareja con una niña de un año en un coche fue la primera en llegar a Vitacura. La hilera no tarda en aumentar y llegar por un número a las 7:30 a 8:00 es en vano. Para ese entonces ya hay más de 180 ó 200 personas esperando que las oficinas abran a las 8:30. La mayoría de los que llegan primero, ya habían destinado una mañana fallida al Registro Civil, por lo que decidieron madrugar. “Ayer llegué como a las 8:00 y no alcancé número, así que hoy llegué a las 6:15 y tengo el 66”, contó una señora en Vitacura, pues por la cantidad de horas que la gente pasa junta, termina por crear una amistad pasajera donde los datos mínimos que se sabe de cada cual es a qué hora llegó, hace cuánto trata de sacar el documento que viene a gestionar y para qué. La mayoría se va de vacaciones y coincide que ir a hacer el trámite es un día laboral perdido. Roxana Sanhueza, por ejemplo, compensará con horas extras las seis que demoró en el servicio. Ella les regaló un viaje al Caribe a sus hijos, pero como era una sorpresa de Navidad, no les hizo sacar los pasaportes antes y ahora los tres niños esperan con paciencia la foto, la firma y la impresión de huellas. La mujer llegó a las 6:30 y se las arregló para que su mamá fuera a dejarlos a la oficina a las 8:30, pues deben estar presentes para que también les den números. Sí, porque no es un número por familia, sino por cabeza. Así, lo aburrido e incómodo que resulta esperar parado o en el suelo (varios llegan preparados con frazadas, pisos, libros y tablets), resulta aún peor cuando se va con niños, pues pese a que hay un módulo preferencial para ellos y la tercera edad, avanza lento. A unos 15 minutos por persona. Lo más rápido que pueden llegar a atender para la renovación de un documento en general, es cinco minutos. Ni aún así se alcanzaría a atender a todas las personas hasta las 14:00, por lo que algunas oficinas han decidido atender hasta las 15:00 y correr los números rápidamente, por lo que si alguien no está atento, pierde su turno definitivamente. Y a esas alturas los ánimos no son los mejores. A medio día la atención va en la mitad y no es raro haber escuchado más de una pelea. En la oficina de Vitacura una funcionaria le explicó a todos los asistentes que los números de atención eran limitados y comenzó a repartirlos ella misma antes de la hora de apertura de la oficina, pero en Providencia, la mayoría de las personas que hizo una fila que daba vuelta la cuadra, no tenía idea que existía un límite de números. Por eso el lunes, dos funcionarios estuvieron dando largas explicaciones a los usuarios molestos. El viernes incluso, tuvieron que llamar a Carabineros para desalojar el lugar. “Esto pasa porque implementaron un sistema sin preguntarle nada a los que lo usan. Ojalá ahora el Gobierno se dé cuenta de eso con lo que está pasando”, comentó de forma anónima un trabajador del lugar, sobre el nuevo sistema computacional. El mismo que vienen rechazando desde agosto.
Las usuarios llegan a las 5:00 para lograr un número de atención. Ir pasadas las 8:00 es en vano, pues ya hay más personas que los tickets que se repartirán.
“¿Qué pasa? Hay paro?”, preguntó abriendo unos tremendos ojos una joven que llegó apurada al Registro Civil de Vitacura a las 8:00 y se dio cuenta que no se levantó lo demasiado temprano como para que la lograran atender en algún momento del día. Como ella, cientos de personas han ido a las oficinas del servicio sin saber que sacar cédula de identidad o pasaporte es una tarea que por estos días demora hasta ocho horas, siendo que normalmente sería una misión que tarda unas dos. La causa: el aumento de demanda por documentos para salir de vacaciones, el vencimiento de los carné prorrogados hasta el 31 de diciembre por el paro del Registro en agosto y lo lento del nuevo sistema computacional. Los tres factores obligaron que desde hace unas dos semanas las oficinas decidieran repartir un número determinado de tickets de atención por la mañana y no entregar más durante el día. Así, en Providencia están entregando 180, en Vitacura la misma cantidad, en Las Condes 200 y Ñuñoa cerca de 100 también. La situación se repite en regiones. Las personas llegan desde las 5:00 para hacer la fila y obtener el preciado número. Una pareja con una niña de un año en un coche fue la primera en llegar a Vitacura. La hilera no tarda en aumentar y llegar por un número a las 7:30 a 8:00 es en vano. Para ese entonces ya hay más de 180 ó 200 personas esperando que las oficinas abran a las 8:30. La mayoría de los que llegan primero, ya habían destinado una mañana fallida al Registro Civil, por lo que decidieron madrugar. “Ayer llegué como a las 8:00 y no alcancé número, así que hoy llegué a las 6:15 y tengo el 66”, contó una señora en Vitacura, pues por la cantidad de horas que la gente pasa junta, termina por crear una amistad pasajera donde los datos mínimos que se sabe de cada cual es a qué hora llegó, hace cuánto trata de sacar el documento que viene a gestionar y para qué. La mayoría se va de vacaciones y coincide que ir a hacer el trámite es un día laboral perdido. Roxana Sanhueza, por ejemplo, compensará con horas extras las seis que demoró en el servicio. Ella les regaló un viaje al Caribe a sus hijos, pero como era una sorpresa de Navidad, no les hizo sacar los pasaportes antes y ahora los tres niños esperan con paciencia la foto, la firma y la impresión de huellas. La mujer llegó a las 6:30 y se las arregló para que su mamá fuera a dejarlos a la oficina a las 8:30, pues deben estar presentes para que también les den números. Sí, porque no es un número por familia, sino por cabeza. Así, lo aburrido e incómodo que resulta esperar parado o en el suelo (varios llegan preparados con frazadas, pisos, libros y tablets), resulta aún peor cuando se va con niños, pues pese a que hay un módulo preferencial para ellos y la tercera edad, avanza lento. A unos 15 minutos por persona. Lo más rápido que pueden llegar a atender para la renovación de un documento en general, es cinco minutos. Ni aún así se alcanzaría a atender a todas las personas hasta las 14:00, por lo que algunas oficinas han decidido atender hasta las 15:00 y correr los números rápidamente, por lo que si alguien no está atento, pierde su turno definitivamente. Y a esas alturas los ánimos no son los mejores. A medio día la atención va en la mitad y no es raro haber escuchado más de una pelea. En la oficina de Vitacura una funcionaria le explicó a todos los asistentes que los números de atención eran limitados y comenzó a repartirlos ella misma antes de la hora de apertura de la oficina, pero en Providencia, la mayoría de las personas que hizo una fila que daba vuelta la cuadra, no tenía idea que existía un límite de números. Por eso el lunes, dos funcionarios estuvieron dando largas explicaciones a los usuarios molestos. El viernes incluso, tuvieron que llamar a Carabineros para desalojar el lugar. “Esto pasa porque implementaron un sistema sin preguntarle nada a los que lo usan. Ojalá ahora el Gobierno se dé cuenta de eso con lo que está pasando”, comentó de forma anónima un trabajador del lugar, sobre el nuevo sistema computacional. El mismo que vienen rechazando desde agosto.