12/01/2014 19:43:19
El portavoz de la entidad, Jaime Coiro, expresó que la presencia del arzobispo entre los colaboradores del Papa Francisco será un importante factor que ayude a revitalizar a las comunidades católicas en Chile.
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Desde la Conferencia Episcopal de Chile respondieron a las críticas surgidas por el nombramiento del arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, como cardenal. El portavoz de la entidad, Jaime Coiro, consultado sobre personas que en la Iglesia no están conformes con esta noticia, recordó que la expresión de la diversidad es una realidad que la Iglesia reconoce y aprecia, manifestando que "no somos un regimiento donde a la orden de aplaudir todos aplaudimos". Coiro valoró el nombramiento como un nuevo motivo de esperanza para la Iglesia Católica del país. "El Papa nos ha recordado el gran daño que causan en la Iglesia el 'carrerismo' y la adulación. La libertad es un regalo para los hijos de Dios y es importante que todos podamos siempre expresar nuestros puntos de vista con respeto y en forma directa y fraterna y, al mismo, tiempo dar los espacios para que las opiniones sean expresadas", apuntó. El portavoz expresó que la presencia del arzobispo entre los colaboradores del Papa Francisco será un importante factor que ayude a revitalizar a las comunidades católicas en Chile. Además oró "por esta responsabilidad que se confía al arzobispo Ezzati, para que este nuevo servicio suyo ayude a que la Iglesia que peregrina en Chile sea cada vez más parecida a la Iglesia que Jesucristo quiso y que el papa Francisco nos invita a construir". "Una Iglesia pobre y para los pobres, humilde y sencilla, misericordiosa y samaritana, una Iglesia menos encerrada en sí misma y cada vez más misionera, al servicio de las personas, especialmente de quienes son marginados y excluidos", acotó. Coiro recordó que el título de cardenal no es un cargo ni tampoco reviste una posición de "mando" al interior de la Iglesia en Chile, ya que "cada responsabilidad que se confía a una persona en la Iglesia, por sencilla que sea, está llamada a vivirse como un servicio a los demás y no desde la lógica del poder", puntualizó.
El portavoz de la entidad, Jaime Coiro, expresó que la presencia del arzobispo entre los colaboradores del Papa Francisco será un importante factor que ayude a revitalizar a las comunidades católicas en Chile.

Desde la Conferencia Episcopal de Chile respondieron a las críticas surgidas por el nombramiento del arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, como cardenal. El portavoz de la entidad, Jaime Coiro, consultado sobre personas que en la Iglesia no están conformes con esta noticia, recordó que la expresión de la diversidad es una realidad que la Iglesia reconoce y aprecia, manifestando que "no somos un regimiento donde a la orden de aplaudir todos aplaudimos". Coiro valoró el nombramiento como un nuevo motivo de esperanza para la Iglesia Católica del país. "El Papa nos ha recordado el gran daño que causan en la Iglesia el 'carrerismo' y la adulación. La libertad es un regalo para los hijos de Dios y es importante que todos podamos siempre expresar nuestros puntos de vista con respeto y en forma directa y fraterna y, al mismo, tiempo dar los espacios para que las opiniones sean expresadas", apuntó. El portavoz expresó que la presencia del arzobispo entre los colaboradores del Papa Francisco será un importante factor que ayude a revitalizar a las comunidades católicas en Chile. Además oró "por esta responsabilidad que se confía al arzobispo Ezzati, para que este nuevo servicio suyo ayude a que la Iglesia que peregrina en Chile sea cada vez más parecida a la Iglesia que Jesucristo quiso y que el papa Francisco nos invita a construir". "Una Iglesia pobre y para los pobres, humilde y sencilla, misericordiosa y samaritana, una Iglesia menos encerrada en sí misma y cada vez más misionera, al servicio de las personas, especialmente de quienes son marginados y excluidos", acotó. Coiro recordó que el título de cardenal no es un cargo ni tampoco reviste una posición de "mando" al interior de la Iglesia en Chile, ya que "cada responsabilidad que se confía a una persona en la Iglesia, por sencilla que sea, está llamada a vivirse como un servicio a los demás y no desde la lógica del poder", puntualizó.