11/04/2014 13:01:00
Se trata del sacerdote chileno Gerardo Joannon, quien reconoció en una investigación de Ciper, los hechos. Estos ocurrieron en los '70 y '80 en complicidad con las familias, ginecólogos y religiosos, pero quedaron al descubierto cuando una de las niñas buscó a su madre biológica.
En los '70 y '80, el que una soltera quedara embarazada, era un pequeño escándalo. Por eso, muchas familias buscaron soluciones retorcidas. Una de las más complejas, fue decirles a las jóvenes madres que sus hijos habían nacido muertos, cuando en realidad estaban siendo dados en adopción, y con la ayuda de sacerdotes, como fue el caso de Gerardo Joannon. Una investigación publicada hoy por Ciper, reconstituyó dos historias de falsas muertes y adopciones secretas.“Yo les hacía el contacto a las familias con el doctor", reconoció el cura. Joannon relató que había familias que se le acercaban a contarles sobre el tema. No se sabe cuántos casos hubo. "Lo primero que hacía –afirma el sacerdote- era intentar convencer a la joven de que la mejor opción era que se ocultara por unos meses del resto de amigos y familiares, que tuviera la guagua y de inmediato la diera en adopción. Pero cuando la joven insistía en conservar a su hijo y rechazaba tajantemente la adopción, otro plan entraba en acción. ¡La guagua nacería muerta! Para que ese plan tuviera éxito requería de un elemento clave: un compromiso de riguroso silencio de todos los que estaban al tanto de la verdad. Y así se hizo", afirma la indagación. El se defiende diciendo que era la única opción de vida" , pero también "fue lo más parecido a una asociación ilícita para adopciones irregulares", consignó Ciper. Uno de los casos es el de una niña nacida en la Clínica Santa María en 1983 por una cesárea atendida por el fallecido doctor Gustavo Monckeberg. Cuando despertó de la anestesia, le dieron la mala noticia. El papá de la joven se lo contó por teléfono al padre de la guagua, quien tras pensarlo algunos días, fue a encarar al médico, quien le confirmó que su hija estaba viva y había sido entregada en adopción porque el papá de la guagua "era un desquiciado". El nunca quedó tranquilo y 21 años después, encontró a su hija y mantienen sus lazos. No así con la madre. El otro caso es de una joven de 20 años que pertenecía al Centro Pastoral Juvenil (CPJ) de la Congregación de los Sagrados Corazones y que no accedió a abortar, como le propuso su madre. Un día Joannon llegó a la casa y le sugirió la adopción para que "esa guagua se criara en una familia bien constituida, no como hijo de una madre soltera. Que fuera normal...". Tras mudarse momentáneamente a Concepción para ocultar lo sucedido, la joven -Carmen- tuvo a su guagua el 30 de mayo de 1975, pero apenas nació se la llevaron gritando que estaba grave. En 2005 y aún con la duda sobre lo que había pasado con su niña, Carmen encaró a su doctor, quien le dijo que se la había entregado a Joannon.
Se trata del sacerdote chileno Gerardo Joannon, quien reconoció en una investigación de Ciper, los hechos. Estos ocurrieron en los '70 y '80 en complicidad con las familias, ginecólogos y religiosos, pero quedaron al descubierto cuando una de las niñas buscó a su madre biológica.
En los '70 y '80, el que una soltera quedara embarazada, era un pequeño escándalo. Por eso, muchas familias buscaron soluciones retorcidas. Una de las más complejas, fue decirles a las jóvenes madres que sus hijos habían nacido muertos, cuando en realidad estaban siendo dados en adopción, y con la ayuda de sacerdotes, como fue el caso de Gerardo Joannon. Una investigación publicada hoy por Ciper, reconstituyó dos historias de falsas muertes y adopciones secretas.“Yo les hacía el contacto a las familias con el doctor", reconoció el cura. Joannon relató que había familias que se le acercaban a contarles sobre el tema. No se sabe cuántos casos hubo. "Lo primero que hacía –afirma el sacerdote- era intentar convencer a la joven de que la mejor opción era que se ocultara por unos meses del resto de amigos y familiares, que tuviera la guagua y de inmediato la diera en adopción. Pero cuando la joven insistía en conservar a su hijo y rechazaba tajantemente la adopción, otro plan entraba en acción. ¡La guagua nacería muerta! Para que ese plan tuviera éxito requería de un elemento clave: un compromiso de riguroso silencio de todos los que estaban al tanto de la verdad. Y así se hizo", afirma la indagación. El se defiende diciendo que era la única opción de vida" , pero también "fue lo más parecido a una asociación ilícita para adopciones irregulares", consignó Ciper. Uno de los casos es el de una niña nacida en la Clínica Santa María en 1983 por una cesárea atendida por el fallecido doctor Gustavo Monckeberg. Cuando despertó de la anestesia, le dieron la mala noticia. El papá de la joven se lo contó por teléfono al padre de la guagua, quien tras pensarlo algunos días, fue a encarar al médico, quien le confirmó que su hija estaba viva y había sido entregada en adopción porque el papá de la guagua "era un desquiciado". El nunca quedó tranquilo y 21 años después, encontró a su hija y mantienen sus lazos. No así con la madre. El otro caso es de una joven de 20 años que pertenecía al Centro Pastoral Juvenil (CPJ) de la Congregación de los Sagrados Corazones y que no accedió a abortar, como le propuso su madre. Un día Joannon llegó a la casa y le sugirió la adopción para que "esa guagua se criara en una familia bien constituida, no como hijo de una madre soltera. Que fuera normal...". Tras mudarse momentáneamente a Concepción para ocultar lo sucedido, la joven -Carmen- tuvo a su guagua el 30 de mayo de 1975, pero apenas nació se la llevaron gritando que estaba grave. En 2005 y aún con la duda sobre lo que había pasado con su niña, Carmen encaró a su doctor, quien le dijo que se la había entregado a Joannon.