10/06/2014 9:35:26
No solo eso, dice que haber tenido relaciones íntimas con el mamífero fue “sensual”.
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¡Santos cetáceos calientes, Batman! Margaret Howe Lovatt, una investigadora que participó en un experimento financiado por la NASA que buscaba enseñarle inglés a los delfines (sí, así como lo leen), se llevó un tremendo recuerdo de su experiencia. ¿Cuál? Un joven delfín decidió debutar sexualmente con ella. ¡Y a ella no le molestó! Lovatt era parte de un pequeño grupo de investigadores que trabajaron junto a los delfines en los 60. La idea era lograr que los delfines contaran secretos del mar al gobierno americano. Pero Peter, tal el nombre del delfín amante, tenía otros planes. Recién ahora Lovatt habla de estos experimentos por primera vez. Y ha dicho que: “A Peter le gustaba estar conmigo y frotarse, contra mi pierna, mi pie o mi mano. Y yo lo dejaba”. “Al principio no lo dejaba, me ponía incómoda. Pero enseguida fue simple incorporarlo a mi rutina”, sostiene Lovatt. El experimento en cuestión terminó en escándalo por las acusaciones de que se forzaba a los delfines a tomar LSD. Pero en el documental "The Girl Who Talked With Dolphins" finalmente confiesa la verdad: “Fue sexual de su parte pero de la mía no, a lo sumo sensual”.
No solo eso, dice que haber tenido relaciones íntimas con el mamífero fue “sensual”.

¡Santos cetáceos calientes, Batman! Margaret Howe Lovatt, una investigadora que participó en un experimento financiado por la NASA que buscaba enseñarle inglés a los delfines (sí, así como lo leen), se llevó un tremendo recuerdo de su experiencia. ¿Cuál? Un joven delfín decidió debutar sexualmente con ella. ¡Y a ella no le molestó! Lovatt era parte de un pequeño grupo de investigadores que trabajaron junto a los delfines en los 60. La idea era lograr que los delfines contaran secretos del mar al gobierno americano. Pero Peter, tal el nombre del delfín amante, tenía otros planes. Recién ahora Lovatt habla de estos experimentos por primera vez. Y ha dicho que: “A Peter le gustaba estar conmigo y frotarse, contra mi pierna, mi pie o mi mano. Y yo lo dejaba”. “Al principio no lo dejaba, me ponía incómoda. Pero enseguida fue simple incorporarlo a mi rutina”, sostiene Lovatt. El experimento en cuestión terminó en escándalo por las acusaciones de que se forzaba a los delfines a tomar LSD. Pero en el documental "The Girl Who Talked With Dolphins" finalmente confiesa la verdad: “Fue sexual de su parte pero de la mía no, a lo sumo sensual”.